lunes, 20 de julio de 2009

Me gustaría tener un hermano gemelo, que tuviese mi edad


Bueno, back in Business para este blog. Siento no escribir tan a menudo, y más esta semana, pero hay días que no tengo tiempo… Sobre todo ahora que tengo compañeros de piso con los que hablo más. No es que no hable con Mr. Anso y con Mr. Kazu (China y Japón respectivamente), pero Mr. Javier y Mr. Flo (Getafe y Alemania) me han dado más vidilla en este sentido. También es que como los dos primeros se quedan bastantes meses, tienen más rollo tranquilón, mientras que los dos segundos se quedan 3 semanas, así que no paran quietos, y cuando están por casa no están viendo la tele o jugando al ordenador. Pero bueno, haciendo acto de constricción, intentaré hacer para esta semana una entrada al día, haciendo crónicas del día anterior (así que mañana no habrá). Veremos en que queda todo esto.


En fin, esta semana ha sido la más tranquila y la ‘menos interesante’ de cosas vistas, aunque en SF siempre hay cosas. E intentamos mantener el ritmo. Y bueno, en tema de fotos ha sido más escasa que las anteriores, incluyendo las apariciones de Jota.


El lunes fuimos al Civic Center – United Nations Plaza (¿alguno se acuerda que la ONU se fundó en San Francisco en 1945?), entramos en el Civic Hall – el ayuntamiento local, básicamente – y tras disfrutar de una de las grandes tradiciones de por aquí, el manifestarse por algo, pusimos rumbo a uno de esos sitios turísticos por excelencia y que aún no me termino de explicar el porqué. Que no es que esté mal el sitio, pero tampoco es la leche. Hablo de Alamo Square. Y para los que no se acuerden, es donde acaba la cabecera de Padres forzosos (gracias Marinita!). En fin, el parque está bien, hacía un día estupendo, las casas victorianas son bonitas, y la vista de San Francisco está bastante bien. Pero tampoco entiendo tanto rollo ‘símbolo de SF’ del lugar. Además, en este tipo de sitios te das cuenta de una cosa: en SF son raros para el turismo. Aparte de los sitios típicos llenos de turistas, la ciudad entera parece en algún punto Disneyland, con gente con mapas y mirando señales de calles por doquier. Pero parece que han establecido el Pier 39 y el Fisherman’s Wharf como Lugar de Internamiento de Turistas (AKA Campo de Concentración We Want All Your Money). Y a lo que quería llegar: en Álamo Square y alrededores no hay un mísero bar, una mísera heladería o una mísera máquina de Coca-Colas. Si estuviese en Uropa, seguro que la vista quedaría arruinada con carteles luminosos de restaurantes o algo – que no es lo que quiero, obviamente. Pequeñas diferencias, supongo. El día acabó huyendo del sol camino de algo de solecito y un helado, lo cual siempre viene bien. Y lo cual acabó espanzurraos en los Yerbabuena Gardens jugando a las cartas con helados y demás. Que también viene bien.


A falta de Jota, bueno soy yo pa' los saltos


El martes tuvimos otras de esas visitas obligatorias de SF: Castro. Zona gay, meca del movimiento de gays, lesbianas y transexuales. Y es bastante agradable el lugar, la verdad, pero tampoco es para echar cohetes (los que sean de ver dobles sentidos, que se rían ahora). Hicimos lo típico de la foto de la bandera gay en plan Plaza de Colón en la intersección de Market con Castro, caminamos la calle Castro, contamos la historia de Harvey Milk (aunque habíamos contado parte el día anterior en el Civic Center, a propósito del desenlace de la historia), vimos la tienda de Harvey Milk, y dimos rato libre para dar una vuelta. Porque, además, Castro es más pequeño que Chueca. Así que echad cuentas de la longitud de la visita. Después de esto, subimos a Twin Peaks – que no tiene que ver con la serie de televisión de ‘¿Quién mató a Laura Palmer?’. La verdad es que tuvimos un momento brillante Mr. Noha y yo, porque como se ha venido sugiriendo veladamente en este blog, lo de ‘sunny California’ se lo dejaron al resto del estado, y aquí esto se mantiene en una neblina fresca todo el día. El caso es que de viernes a martes hizo bueno, y el lunes viendo el percal cambiamos la visita prevista para el martes para poder subir a Twin Peaks y poder ver algo y no fallecer por los vientos polares. Y, efectivamente, el miércoles – cuando se suponía que íbamos a subir – hizo un día de perros, mientras que el martes no hacía ni fresco ahí arriba. Y la vista de la ciudad es espectacular, aunque hay colocadas estratégicamente dos antenas que fastidian algo la vista. Y bueno, luego fuimos a un restaurante tó molón llamado B44 y que es un Catalan Bistro. Y el dueño es el primo de la catalana del grupo. Decir que el señor dueño fue demasiado poco expresivo, pero vamos, el sitio estaba curioso, y además en el callejón en el que está había una liada pardísima, con motivo del 14 de julio (hay 3 restaurantes franceses en el mismo callejón). Aunque poco pudimos catar, si quitamos una Estrella Damm que me tomé. Y que entró sola. Luego, para rematar la jornada, terminamos en Madrid St, donde hicimos la de 'foto normal-foto de Jota-foto de salto-nos vamos'. No tiene absolutamente NADA interesante (tampoco me esperaba la Puerta de Alcalá ahí, la verdad), así que por hacer sólo la gracia. Y pilla bien, a 5 minutos andando de mi casa, que siempre es cómodo.


Jota pensando en las giras


El miércoles hubo algo de conflicto con la empresa por el cambio de planes – habían planeado una cosa para el martes que consistía en … estar en el parque, así que lo cambiamos por lo de Castro. Además dieron un par de alternativas, pero ya lo habíamos visitado por nuestra cuenta, así que nos salimos con la nuestra - así que nos fuimos a la Isla del Tesoro (Treasure Island), donde si hay un terremoto medio respetable la isla entera se hundiría sin remedio. Pero donde hay una vista bastante maja del skyline de la ciudad, y además hay que pasar por el Bay Bridge, que aún no habíamos cruzado. Después de comprobar que ahí el viento es impresionante y lo bonito de las vistas, enfilamos camino de San Bruno – al lado del aeropuerto – para ir a un centro comercial, que la chavalada ya se estaba rebelando en su mayoría. En fin, balance de daños: dos vaqueros a buen precio.


Jota, el skyline de SF y el vientaco de Treasure Island


El jueves hicimos la actividad que siempre hay que soportar en este tipo de programas: bolera. No se que carajo le verán los guiris al tema de la bolera, pero los chavales estaban muy poco emocionados. Además hicimos la hazaña de tardar 2 horazas en llegar a la bolera, debido a 45 minutos en un autobús, 5 minutos de espera y 5 minutos más por una topada mía (bajarnos antes), 10 minutos de espera, 15 de trayecto, 20 de espera y 20 de trayecto en el mismo autobús (el segundo bus que cogimos no llegaba a la bolera, así que nos dimos cuenta cuando estaba volviendo, y tuvimos que volver a pillar el mismo, pero esta vez llegaba). La bolera está en Presidio, que es un terreno que era militar justo al lado del Golden Gate, y bueno, había un peruano que se emocionó mucho con nuestra presencia – viva la madre patria, decía - y demostré que no soy del todo malo, ganando una de las dos partidas con unos 120 o 130 de puntuación (la otra la ganó Mr. Noha). Después, para no repetir la de las 2 horas en bus y para aprovechar el estar en Presidio nos fuimos a los Crissy Fields, que era una pista de aterrizaje / aeropuerto militar, pero que han reconvertido en parque, lagunilla y playa – de la de prohibido bañarse no vaya ser que aparezca su cadáver en Japón. Y bueno, muy chulo todo, mucha gente, mucha foto con el puente de fondo, y arena que sigue en mis zapatillas y que no me consigo sacar. Después fuimos al Exploratorium y al Palacio de Bellas Artes, que para los que hayan visto La Roca (Michael Bay, 1996) es donde Sean Connery se encuentra con su hija después de haber destrozado media ciudad en esta persecución.


Cuidando mis deportivas. Y Jota de baja de nuevo.


El viernes fuimos a las pocas de la mañana – la chavalada no tiene clase los viernes, y son los días de excursión de día completo – a la Academia de las Ciencias de California, sita en el Golden Gate Park, y cuya sede ha sido reformada recientemente – arquitecto, Renzo Piano. La verdad es que bastante impresionante, sobre todo el Planetario y el acuario (nada que ver con la plaga de medusas del Acuario de Boston), y que los chavales disfrutaron… relativamente. Pero vamos, que merecía mucho la pena. La teoría era luego estar por el parque, pero como siempre terminamos subidos a algo para ver las vistas de la ciudad desde ese punto. Esta vez tocó el De Young Museum, enfrente de la Academia, y que es un edificio bastante chulo de Herzog & de Meuron – los del Caixa Fòrum de Madrid. Después de esto, ya dimos una breve vueltecita, jugué un ratejo al fúmbol con un alemán raruno que estaba dando patadas solo a la pelota, y nos fuimos cada uno a su casa. Y de hecho – sí, lo se, un viernes en casa no está bien – me quedé en casa. Aunque hay una explicación razonable – aunque algo vergonzante, pero que demonios: resulta que estaba yo tan a gustito aquí descansando, salí a fumar un pitillo… y sí, la puerta estaba cerrada, yo sin llaves, y nadie en la casa. Y vamos, ni el iPod, ni tabaco, ni un libro ni ná de ná. Así que me tiré en una silla reclinable cómoda para esperar a Mrs. Nita & Mr. Romi … y me quedé sopa. Así que siendo las 10:30, quedándome dormido por ahí, y recién recuperadas mis llaves, decidí que lo de quedarme en casa no era tan mala idea. Para el acta: al día siguiente me volvió a pasar lo de las llaves, pero la diferencia es que esta vez iba a la ducha – por tanto, en toalla y chanclas – y que no tuve que esperar a nadie porque estaban todos en casa. Risas mil, sí.


El resultado de la espera para el Planetario


Y nada, llegó el sábado, y quedé con los que carecemos de familias que nos hagan caso o que no tenían plan ese día con la familia. Y nada, una vueltecita, y a North Beach a comer. Yo se supone que iba a quedar para comer, pero al final no pudo ser – aunque al final pude ver a quien quería ver. Así que disfrutando del tiempo, nos fuimos a Washington Square con dos pizzas familiares buenísimas, y vimos como unos 10 perros querían aparearse con la misma perra. Así que pizza, carreras de perros, solecito y buen rollo en el parque. Suena bien, ¿verdad? Después enfilé al Pier 39 a encontrarme con Frank (tío de Francesca) y su familia, y pasamos un buen rato viendo los leones marinos y charlando un ratejo. Después ya tocó el volver al interior del Círculo Polar – la zona de Excelsior, donde vivo – y volví a salir para ir a tomar unas pintas al mismo pub que el sábado anterior con un monitor francés mu majete. Esta vez el bar estaba vacío, y el frío fuera era considerable, así que nos pasamos las 3 horas de pintas de Guinness entrando y saliendo del bar para las necesarias cargas de nicotina. Y después, aunque había plan que sonaba bien, de parte de Mr. Noha, volví a casa, porque pagar pastizal para entrar 2 horas en un rollo disco no me termina de convencer. Pero vamos, que mereció la pena el volverse también y estar hoy descansado.


Si pongo esta foto, imaginad cuantas hice ayer.

Los dos culés del grupo, evocando el triplete.


Tampoco es que haya hecho gran cosa hoy, pero bueno, algo ha habido… pero mayormente sentado o medio tumbado. Vueltecita por el centro, comida china y a Union Square a disfrutar de las temperaturas tranquilas de las 2 de la tarde de aquí. Y después, primera pinícula en 3D que veo – sí, fui una vez al IMAX de Mendez Álvaro a ver nosequé completamente soporífero allá por la EGB. Ice Age: Dawn of the Dinosaurs. La peli está bien, aunque no también como la primera. Y bueno, lo del 3D es una milongaza. Yo prefiero ver las películas en el formato convencional, sin tenerme que poner unas gafas (que se parecen a las Ray-Ban estas de montura de pasta que son ochentenas y que ahora lleva tanta gente) encima de mis gafas normales. Vamos, supongo que las cosas evolucionarán, pero no creo que merezca tanto la pena… No había tantísimos efectos ni nada, y para una película normal no es tampoco la leche. Pero bueno, una experiencia más.


Y nada, ya pasó la semana… Sólo me quedan 7 días para subirme al avión y sufrir las muchas horas de vuelo de vuelta al caloraco mandrileño. Pero bueno, lo de las croquetas pueden mitigar el dolor, espero.

Hasta el martes, supongo y espero. En la próxima entrega: Alcatraz.


PD: Nuri, lo siento. Entrada larga de nuevo. Ende luego...


3 comentarios:

  1. Pues si algo larga y bastante densa. Ya te vas ha enterar de lo que es el "caloraco" cuando llegues a los mandriles. Estoy deseando que cuentes tu visita a Alcatraz emulando la peli.
    Besos

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  2. Jajaja, si pero aún así me la he leido...xDDD

    Pues por aquí todo bien, este finde me llevé a Anzony, Crislou, George y Eduardo a ver mi pueblo, y ha sido muy cansaó, pero sí lo pasamos guay....

    Sigue pasandolo guay y dando envidia! jajaja

    y para no perder la costumbre....TRAETELO!

    Jajajaja, muxxxxusss pitxin!

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  3. Te leo luego, que sí que te has liado esta vez y voy a la carrera...te voy a mandar luego un email con lo que hacen mis niños en la residencia cuando me voy de fiesta por ahí, bajo la denominación de INFORME para Sheffield. Y te puedo asegurar que estos han batido records....lo vas a flipar.

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